Postura de inversión a largo plazo, aliada ante la volatilidad
15 abr. 2025
Entender la volatilidad como una variación o fluctuación en las acciones o en los bonos es difícil de comprender, por su carácter impredecible. Aterrizar este concepto para las nuevas generaciones de inversionistas cuesta aún más, cuando los periodos de volatilidad más altos en los sistemas financieros no se han experimentado de primera mano.

Los acontecimientos que pueden llegar a provocar esta volatilidad en los mercados pueden ser económicos, geopolíticos, desastres naturales, elecciones, oferta y demanda, recesiones, crisis sanitarias, políticas gubernamentales, etcétera, provocando un miedo generalizado e incertidumbre sobre lo que pasará aumentando los máximos y mínimos en los rangos de volatilidad.
Para analizar se puede remontar a hechos históricos que han tenido momentos de volatilidad alta, ahí se puede ver cómo mantener una postura a largo plazo siempre ha ayudado frente a este fenómeno financiero.
Un ejemplo se dio con los movimientos bruscos de volatilidad que se vivieron con la crisis financiera mundial de 2008, la cual provocó una caída de casi un 50% en el S&P 500 y en México en el IPC hasta de un 44.48%, recuperándose hacia diciembre del 2009. Durante estos periodos, el miedo se apoderó de muchos inversionistas vendiendo en los niveles más bajos de ambos índices.
Después de 10 años de tener una baja volatilidad y un ciclo de crecimiento económico, llegó el COVID 19, una crisis sanitaria que provocó una de las caídas más rápidas en los índices a nivel mundial, llevando al S&P 500 a una bajada de más del 30% en mayo del 2020, pero viendo una recuperación sorprendente para diciembre del mismo año.
Esto puede observarse en inversionistas que, en lugar de salir del mercado durante las crisis, mantuvieron sus posiciones o incluso aprovecharon los niveles bajos para incrementar su exposición en activos diversificados. Por ejemplo, quienes conservaron una estrategia de inversión a largo plazo durante la caída del 2020 y mantuvieron una cartera balanceada entre diferentes sectores y regiones, vieron cómo sus portafolios no solo se recuperaron, sino que en muchos casos alcanzaron rendimientos superiores una vez que los mercados se estabilizaron.
Esta visión de largo plazo, combinada con la diversificación, permitió amortiguar el impacto de la volatilidad y capitalizar las oportunidades que emergen en los momentos de mayor incertidumbre.
La volatilidad muestra su mejor versión en los momentos de crisis financieras y brinda oportunidades de inversión; mantener una cartera diversificada aprovechando los bajos niveles en los índices, en el largo plazo, genera estabilidad y crecimiento.
Ahetze Aguirre Villagómez
Especialista de Inversión
Banca Patrimonial y Privada